Cuando hablamos de pretemporada, solemos pensar en sesiones repletas de carga física combinados con trabajo táctico y técnico. Sin embargo, cada vez más entrenadores, preparadores físicos y deportistas reconocen que la psicología es un factor determinante para sacar el máximo provecho de este periodo. La mente, al igual que el cuerpo, necesita preparación específica para afrontar todos los retos que surgen durante la temporada.

¿Cuál es el contexto de la pretemporada?
La pretemporada no es solo un proceso de adaptación física, también es un espacio de construcción mental. Durante estas semanas se producen varias situaciones clave:
- Nuevos objetivos: el equipo y el deportista se plantean metas para la temporada.
- Integración de jugadores: es habitual que haya nuevos jugadores que deben adaptarse al grupo.
- Competencia interna: cada deportista busca demostrar su valía para ganarse un puesto en el equipo.
- Carga de trabajo: los entrenamientos suelen ser exigentes y generan fatiga física y mental.
Todo esto convierte la pretemporada en una etapa ideal para sembrar hábitos psicológicos que sostendrán el rendimiento durante la competición.
¿Cuáles son los beneficios de trabajar la psicología en la pretemporada?
La inclusión de estrategias psicológicas en la preparación temprana tiene múltiples ventajas:
- Mejor gestión de la motivación: si los objetivos son claros desde el principio, será más difícil que el cansancio derive en desmotivación.
- Prevención de lesiones: no todas las lesiones son físicas. La fatiga mental, la ansiedad o la desconfianza también pueden limitar el rendimiento. Una mente preparada tolera mejor las cargas.
- Construcción de identidad grupal: en deportes de equipo, la pretemporada es clave para generar cohesión, confianza y comunicación entre los deportistas.
- Rol y compromiso: cuando cada deportista comprende su rol y el objetivo grupal, el compromiso se multiplica.
- Reducción del abandono: los deportistas que sienten apoyo psicológico durante la pretemporada tienen menos probabilidades de perder la disciplina con el paso de los meses.

¿Qué debemos trabajar en pretemporada?
Establecimiento de objetivos
Lo primero que debemos hacer en pretemporada es establecer los objetivos para la temporada. Para ello, podemos utilizar los objetivos SMART (específicos, medibles, alcanzables, realistas y con tiempo definido). Podemos marcar objetivos tanto grupales como individuales:
- Mejorar un aspecto físico (ej. resistencia en test de Cooper, velocidad en un circuito…).
- Fomentar un hábito colectivo, como la puntualidad o la comunicación positiva.
Visualización
La visualización permite preparar la mente para situaciones futuras. Dedicar unos minutos diarios a imaginar jugadas, estrategias o incluso momentos de esfuerzo máximo ayuda a que el deportista se sienta más preparado cuando la temporada comience.
Rutinas de concentración
Durante la pretemporada es útil entrenar pequeñas rutinas de activación mental: respiraciones, palabras clave o gestos que faciliten enfocar la atención antes de un ejercicio exigente.
Cohesión grupal
En deportes colectivos, es imprescindible diseñar actividades que fomenten la cohesión grupal. Estas actividades se pueden hacer tanto dentro del entrenamiento como fuera. En el entrenamiento puedes realizar ejercicios cooperativos donde el éxito dependa de la comunicación o talleres grupales en los que los deportistas compartan sus expectativas y miedos. Fuera del entrenamiento puedes optar por opciones más lúdicas como ir a cenar juntos o una carrera de karts.
Autoconocimiento
La pretemporada ofrece un espacio perfecto para que cada deportista reflexione sobre sus fortalezas y debilidades. Ese autoconocimiento se puede lograr con diarios de entrenamiento, sesiones de feedback o entrevistas individuales.
¿Qué puedo hacer como entrenador?
Aunque contar con un psicólogo deportivo es lo ideal, el entrenador también cumple un papel fundamental en la gestión psicológica del grupo:
- Comunicación clara y honesta: evita malentendidos y genera confianza con el deportista.
- Refuerzo positivo: reconocer el esfuerzo siempre motiva más que centrarse solo en los errores.
- Coherencia entre discurso y acciones: como líder, el ejemplo del entrenador marca el estándar de compromiso del equipo.
- Detección temprana de señales de estrés o desmotivación: permite intervenir antes de que se conviertan en un problema.
Un entrenador que combina conocimientos técnicos con sensibilidad psicológica multiplica el impacto de la pretemporada.

¿Qué obstáculos nos solemos encontrar?
Aunque los beneficios son conocidos por muchos entrenadores, a la hora de incluir la psicología en las sesiones de entrenamiento nos podemos encontrar con algunos obstáculos.
- Falta de tiempo: se prioriza lo físico y lo técnico. Para solucionar esto puedes integrar dinámicas psicológicas dentro del propio entrenamiento.
- Escepticismo: algunos jugadores o entrenadores ven la psicología como “poca cosa”. Si te encuentras con este tipo de perfiles, puedes probar a mostrar resultados concretos y ejemplos de deportistas de élite que incluyen la psicología dentro de su rutina diaria.
- Desconocimiento: no todos saben cómo aplicar técnicas básicas. Puedes probar a utilizar herramientas prácticas.
¿Cómo puedes integrar la psicología en tu entrenamiento?
Puedes dedicar unos 15 minutos al inicio o al final de la sesión al trabajo psicológico. Puedes hacer ejercicios como estos:
- Dinámica inicial: actividad grupal para romper barreras y fomentar confianza entre los deportistas. Ideal para integrar a los nuevos jugadores y empezar el entrenamiento con buen ambiente.
- Trabajo de objetivos: cada jugador define metas personales y las comparte con el grupo. Ideal para conocer las metas de todos los deportistas y que los deportistas se acostumbren a expresarse libremente.
- Visualización guiada: el equipo imagina juntos un partido ideal.
- Cierre reflexivo: puesta en común de aprendizajes en la sesión y refuerzo de mensajes positivos. Ideal para aumentar la autoconsciencia y reforzar lo aprendido.
Este tipo de ejercicios no solo entrena la mente, sino que también refuerza el sentido de pertenencia y la cohesión.

Conclusión
La pretemporada es mucho más que un periodo de preparación física. Es un momento decisivo para sembrar hábitos mentales, cohesión grupal y resiliencia psicológica que sostendrán el rendimiento a lo largo de la temporada.
El trabajo psicológico no debe verse como un añadido, sino como un pilar. Entrenar la mente es entrenar el futuro rendimiento. Y cuanto antes se comience (desde la pretemporada), mayores serán los resultados.